Add parallel Print Page Options

Luego, los 24 ancianos y las cuatro criaturas se arrodillaron y adoraron a Dios que estaba sentado en el trono, y decían:

«¡Así sea, alabado sea Dios!»

Luego, salió una voz del trono que decía:

«Alaben a nuestro Dios
    todos ustedes los que le sirven.
Alábenlo todos los que lo respetan,
    tanto grandes como pequeños».

Oí entonces voces como el ruido de mucha gente, como el sonido de una catarata o como el retumbar de los truenos, que decían:

«¡Alabado sea Dios!
    Porque el Señor ya comienza a reinar,
    nuestro Dios Todopoderoso.

Read full chapter